Mi madre no está muerta pero
dejaré alhajas en su umbral,
sonajeros de oro
para que se los cuelgue de los oídos
y acudan los pájaros
a su llamado presuntuoso.
Comerán sus lóbulos
como pedacitos de pan.
Momia embarazada
con una trenza larga en el pelo
que necesita ser llenada de ungüentos
y que levanten
una pirámide en su nombre.
Habrá que recorrer un laberinto
para llegar a ella.
Esfinge, cuerpo de leona
que habla con adivinanzas:
¿Qué cosa camina en tres patas?
Mi madre con su bastón.
Las alhajas se oxidarán,
su cara se hará irreconocible
pero mirará siempre hacia adelante
mientras yo viva
mi pequeña vida.